12.12.06

Anaximadro: 'kosmos' y 'apeiron'

Anaximadro es otro de los tres principales milesios, junto a Tales y Anaxímenes. Vivió en el siglo VI antes de Cristo. Si para Tales la tierra tiene su origen en el agua, Anaximandro va mucho más allá y se cuestiona no ya por el origen de la tierra, sino por el origen de ese agua que Tales propone como explicación. Es decir, eleva la pregunta hasta el fin mismo: ¿cuál es el origen sin más, el origen de todo, tierra, agua, estrellas y materia? ¿De dónde procede todo?

Dado que Anaximandro no cuestiona el origen de una u otra cosa, sino el principio absoluto de todo, que no requiere a su vez un origen, debe buscarse algo alejado de la experiencia cotidiana, la cual siempre está definida tanto espacial como temporalmente. Este nuevo concepto es, pues, indefinido, carece de límites, y aunque exista realmente, es algo que está más allá de la experiencia y, también, del mundo de los dioses. Anaximandro llama a esto apeiron, algo inmortal e indestructible. Ésto último corresponde a algunas de las características de los dioses, pero el apeiron se halla "por encima de ellos" en un aspecto fundamental, y es que los dioses, pese a ser inmortales e indestructibles, tienen un origen en el tiempo, porque nacieron en un momento dado; el apeiron, por el contrario, es además de todo ello, eterno, no está limitado temporalmente.

Del apeiron están derivados los cielos y todos los mundos, y él es la causa de nacimientos y destrucción. Esto puede sonar un poco al concepto de Dios, pero Anaximandro trató de no incorporar ningún elemento mítico o deidad en sus reflexiones. Aun así, resulta bastante complicado no hacerlo, y se nota aún cierto aire mítico en las características que le presupone al apeiron. Es normal, no obstante, porque por aquel entonces aún coexistía el pensamiento mítico con la naciente racionalidad.

Tuvo también Anaximandro interés en relación a la génesis del kosmos. Según él, el kosmos nace por un doble proceso de resecamiento y calentamiento. Ese proceso es constante, no se detiene jamás, y será el responsable de que en el futuro lejano los elementos que ahora forman el kosmos se unan de nuevo en apeiron, del que surgieron al principio de los tiempos. Encontramos aquí algunas ideas vagamente relacionadas con ciertos conocimientos cosmológicos actuales: Big Bang, evolución del Universo, unión de todo lo existente en un punto central (tanto al principio como al final del Cosmos, si resulta que tras la expansión deviene la contracción...), etc. Y, también, se relaciona de alguna manera con la concepción cíclica del Cosmos según la cosmogonía hindú (pero esto es más interesante analizarlo con mayor detalle en el futuro).

La generación del kosmos según Anaximandro no parte de ningún elemento transformado en otro, sino "en base a la segregación de contrarios", como comenta Simplicio: "los contrarios son: caliente-frío, seco-húmedo, etc". Estas fuerzas en tensión tienen un alcance limitado, ya que de lo contrario alguna de ellas se impondría, reinaría en el kosmos, y entonces el proceso de resecamiento y calentamiento se detendría, con lo que el kosmos quedaría reducido a un ente muerto y sin actividad. En palabras de B. Russell, "los elementos conocidos estaban en lucha unos con otros. El aire es frío, el agua húmeda y el fuego caliente. La sustancia primaria de la que parte todo debe ser, en consecuencia, neutral en esta lucha".

Anaximandro, y para ir terminando con este apunte, también sentía curiosidad por hechos más 'científicos'. Por ejemplo, creía que la Tierra era un cilindro, fue uno de los primeros (o, tal vez, simplemente el primero) en hacer un mapa, y asimismo creía que el Sol era 27 o 28 veces mayor que la Tierra. La respuesta correcta es que el Sol es casi 110 veces mayor que nuestro mundo, pero no importa conocer la verdad de este hecho. Lo que importa es que fue un cálculo extraordinariamente preciso si tenemos en cuenta que Anaximandro fue uno de los pioneros en el pensar racional, que empleó tan sólo su ingenio, sin ayuda auxiliar alguna, y que vivió, en las costas del mar Egeo, hace más de 2.500 años, miles de años antes de que el hombre occidental llegase a saber, en realidad, qué era el propio Sol.

Resulta curioso que ideas formuladas hace tanto tiempo sigan teniendo su sentido, su lógica, su adecuación, y que pese a los años transcurridos, aún sintamos que Anaximandro, pese a todo, estuvo en algunos aspectos más cerca de la verdad acerca del nacimiento y destino del 'kosmos' de lo que seguramente ni él mismo hubiese podido imaginar.

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