25.9.19

Diálogos de Platón (II): 'Timeo' (y II)

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Para cualquiera que lea el Timeo parece bastante clara la división de su contenido en tres partes, a las que antecede una Introducción. En esta Introducción Sócrates resume la charla mantenida el día antes y se distribuyen las tareas para una próxima conversación, en la que Timeo hablará acerca del Cosmos y el hombre y Critias, por su parte, analizará la historia antigua de Atenas (cuyo contenido  se recogerá en el diálogo Critias, naturalmente).

El resto del diálogo ya es propia y enteramente el discurso de Timeo, que recoge una gran cantidad de temas bajo un orden tripartito. Aquí, como es lógico, solo podemos esquematizar un poco el contenido. Cualquier persona interesada en Platón y su filosofía, así como en el resto de los autores, debe (siempre, siempre, siempre...) acudir a los textos originales y no soslayar su lectura. Únicamente así conseguirá entender y adentrarse en su pensamiento con toda la riqueza deseable.

A) Las obras de la razón. (27d-47e)

En la introducción a esta sección Timeo señala cuáles deben ser los principios básicos de este logos inicial cuando tratamos de hablar de la creación. Estos principios o ámbitos son tres: el ser eterno (al que le corresponde el mundo eterno), el devenir que nace y muere de continuo (el mundo sensible) y la causa de este devenir (que no es otra que la figura del demiurgo inteligente). Timeo procede de lo mayor a lo menor.

La primera sección de esta parte nos habla de la creación de los seres vivos eternos, es decir, del Universo, los cuerpos celestes y los dioses mitológicos. Timeo describe aquí el Universo como un ser vivo que posee razón, y esto porque el demiurgo quiso que fuera lo mejor posible. Formado por cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra) su forma es esférica y rota sobre sí mismo. 

El alma del mundo fue creada a la vez que el cuerpo del mismo. El demiurgo divide este alma en un círculo (la esfera de las estrellas fijas, que rotan en torno a nosotros) y otros círculos interiores, en número de siete, diferentes y que se mueven con un movimiento ordenado. (Esto puede llevarnos a confusión, puesto que actualmente la expresión "alma" no alude a algo físico). 

Para enlazar el cuerpo y el alma del mundo, el demiurgo esta desde el centro del cuerpo hasta sus confines; cuando ello sucede, el alma es capaz del conocimiento de todos los objetos que contiene, ya fueran sensibles o inteligibles. También el demiurgo dará existencia al tiempo para que que sea la imagen móvil de la eternidad, o de su fin, si se cumple esa posibilidad. "El tiempo, por tanto, nació con el universo, para que, generados simultáneamente, también desaparezcan a la vez, si en alguna ocasión tiene lugar una eventual disolución suya" (38b)

Por último, se nos habla de los seres divinos creados, es decir, cuerpos celestes, de los planetas y sus movimientos por el cielo, las estrellas fijas y su esfera (recordemos que corresponde al alma del universo). Timeo habla también de cómo se formó la Tierra,  y a continuación menciona la genealogía de los dioses mitológicos, pero dado que "decir y conocer el origen de las otras divinidades e una tarea que va más allá de nuestras fuerzas" (40d), Timeo se limita a reproducir lo que ya han dicho de ellos los poetas.

En la segunda sección Timeo describe el paso final de este logos inicial, formado por la creación del hombre a cargo de los dioses. Como el demiurgo ya creó a los seres divinos, les encomienda a estos el encargo de engendrar el cuerpo humano. La razón será la única aportación del demiurgo en la formación del alma humana. Una vez creadas las almas humanas, a partir de los restos de los materiales empleados para crear el alma del mundo, el demiurgo les muestra las leyes que deben seguir, fundamentalmente la de la transmigración en función de cómo hayan vivido en este vida.

Los dioses menores irán creando el cuerpo del hombre, uniéndolo a su alma. La cabeza del hombre alberga la parte más divina del alma (la inteligencia).

B) La contribución de la necesidad (47e-69c)

Aquí el logos avanza de lo indeterminado a lo determinado. El mundo es producto de la inteligencia y la necesidad. Por tanto, la necesidad tiene una causa, que debe ser explicada. 

Antes de la creación de la materia, se hallaba esta en un movimiento caótico. Cuando la divinidad se puso a ordenar el universo, "primero dio forma y número al fuego, agua, tierra y aire" (53b). Estos elementos los componen triángulos rectángulos e isósceles, y los elementos se van transformando constantemente. Los objetos que nos rodean están compuestos por los elementos y tienen cualidades sensibles, cualidades que nuestros cuerpos son capaces de percibir (como la relación duro-blando, calor-frío, pesado-ligero, etc.), o por algunos órganos especiales (como los de los sentidos). 

C) Combinación de inteligencia y necesidad (69b-92c)

La tercera vía del logos desciende desde lo superior a lo inferior.

Tras introducir el orden y la proporción de los elementos, para dotar de sentido y movimiento al mundo recién creado, se delega en los dioses inferiores la creación del hombre, del que se hablará en esta tercera parte, así como de los restantes animales. 

Timeo relatará primero la anatomía del ser humano, empezando por el alma, cuyas partes mortales (vientre, intestinos, huesos, carne, nervios, boca y sistema circulatorio) son las primeras en ser creadas. Timeo hará una breve alusión a las plantas en esta parte.

En la fisiología se habla de la relación entre circulación, respiración y alimentación, y entre esta última y la sangre y lo que supone en el crecimiento, envejecimiento y muerte. En la patología se versará acerca del tratamiento de las distintas enfermedades, tanto las que atacan al cuerpo como al alma, y su origen: "Para todos es evidente, me parece, de dónde provienen las enfermedades. Dado que los elementos de los que se compone el cuerpo son cuatro, tierra, aire, agua y fuego, su exceso o carencia contra la naturaleza y el cambio de la región propia a un ajena producen guerras internas y enfermedades" (82a). Por último, se hará mención a la terapéutica, es decir, las distintas propuestas de curación frente a las dolencias del cuerpo y el alma, así como la relación entre estos dos. También se informa acerca del cuidado que es menester observar para las tres especies de alma.

Finalmente, se nos presentan las leyes del destino, en virtud de las cuales los seres humanos (hombres, en este caso) que no han respetado el orden natural son degradados en mujeres (sic). Así, "todos los varones cobardes y que llevaron una vida injusta , según el discurso probable, cambiaron a mujeres en la segunda encarnación" (90e). Y a su vez, si en este caso tampoco viven del modo correcto, volverán a reencarnarse en seres cada vez más inferiores: pájaros, cuadrúpedos, reptiles y gusanos, peces y moluscos (9Id-92c).

Como señala Francisco Lisi, dado que el objetivo del diálogo es establecer la creación del hombre para saber qué estado político es el más adecuado a su naturaleza, el Timeo forma parte de un proyecto político y solo "en segunda estancia" es una cosmología. Procura poner el claro la analogía entre "el mundo de las ideas y este mundo y entre este mundo (macrocosmos) y el hombre (microcosmos)". Por tanto, es lógica la relación del Timeo con la República, pues en esta se dilucida "la relación hombre-pólis y en aquel la del hombre y el mundo".

Según señalamos en la Primera Parte, el Timeo tuvo una considerable recepción posterior, sobretodo desde Aristóteles, quien ya muestra una influencia notable de la física platónica. También en el platonismo medio el Timeo fue objeto de intensa investigación, y las Enéadas del neoplatónico Plotino son casi "copias" de parte del diálogo del sabio ateniense. En el medievo se conoció el Timeo más bien por este neoplatonismo al insertarse en el cristianismo.

Concluye Timeo su complejo discurso respecto al universo y el hombre con estas palabras: 

"Y ahora también afirmemos que nuestro discurso acerca del universo ha alcanzado ya su fin, pues este mundo, tras recibir los animales mortales e inmortales y llenarse de esta manera, ser viviente visible que comprende los objetos visibles, imagen sensible del dios inteligible, llegó a ser el mayor y mejor, el más bello y perfecto , porque este universo es uno y único".

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