Una aproximación sencilla al interés humano por la historia del pensamiento, la ética y la metafísica
20.12.12
Meliso de Samos
Nacido en la isla de Samos a finales del siglo VI antes de Cristo y muerto en las primeras décadas del siguiente, Meliso fue un filósofo presocrático y político griego, contemporáneo de Empédocles, Anaxágoras, Herodoto, Leucipo y Demócrito de Abdera. Hijo de Itágenes, fue almirante de la flota de Samos, que derrotó a la ateniense, liderada por Pericles, entre el año 441 y el 440 antes de Cristo.
Sabemos de Meliso y su obra gracias a los textos de Aristóteles, Tucídides y Simplicio, quien recoge algunos fragmentos de la única obra que conocemos escribió, titulada “Sobre la naturaleza o sobre el ser”, obra en prosa. A pesar de su procedencia samia, Meliso sintió predilección por la filosofía de la escuela eleática, quizá porque, como dicen algunos, fue discípulo de Zenón de Elea. Sin embargo, en su obra Meliso prescinde de la tonalidad religiosa que impregna el poema parmenidiano.
Meliso, como buen seguidor de la escuela eleática, fue en contra de los pluralistas (sobretodo Empédocles y Anaxágoras), defendiendo la tesis de la unidad de lo existente. No careció Meliso, pese a su adscripción eleática, de un punto de vista propio. Así, aunque dio por buena la noción de que el ser es uno e indivisible, eterno, inmóvil, sin cambio y únicamente accesible por medio de la razón, lo dotó de un carácter ilimitado e infinito (espacial y temporalmente), algo parecido al ápeiron de Anaximandro. Parménides, por el contrario, solía compararlo con una esfera, que aunque ilimitada, no es infinita.
Por otro lado, sostuvo que lo que llega a ser algo debe tener un comienzo; así pues, si nada llega a ser, nada tiene comienzo. Aristóteles, que criticará a Meliso (escribe en su Metafísica que, “debemos, como ya hemos dicho, prescindir de [...] Jenófanes y Meliso, cuyas concepciones son verdaderamente bastante groseras”, y arguyó que su pensamiento se basaba en deducciones erróneas, y que, además, muchas veces era falaz), afirmará que esto es falso, pues que un hombre esté caliente porque tenga fiebre, no implica que todo hombre caliente lo esté por fiebre. En términos de lógica deductiva, Meliso cae en la ‘falacia de la negación del antecedente’: “si a implica b, y tenemos no-a, entonces no-b”. Esto es, en efecto, falso, aunque hay quien afirma que Aristóteles no presentó adecuadamente las tesis y argumentos de Meliso, pues su crítica se refiere, no al Ser de Meliso, sino a las cosas o a los entes (entidades que llegan a ser y dejan de ser).
En todo caso, Meliso insistió en que lo que era no tenía comienzo, ni fin, al contrario de lo que “llega a ser”.
También se opuso a los atomistas, que afirmaban la existencia del vacío; Meliso rechazó su posibilidad, pues ¿qué era el vacío sino la nada, el no-ser? Esta inexistencia del vacío, decía Meliso, se manifiesta en la inmovilidad del Ser, pues al ser todo un plenum no existe movimiento. Como señala Antoni Martinez Riu, “de la misma manera argumentaba contra la teoría de Anaxímenes de la condensación y rarefacción [en uno de los fragmentos conservados dice: “no existe más plenamente en una dirección, lo que impediría su cohesión (o el ser continuo), ni más débilmente que otra, sino que todo esta lleno de lo que es”], y declaraba al ser incorpóreo (sin sôma), porque no tiene partes ni puede dividirse”.
Como Parménides, Meliso afirmó que los sentidos solamente brindan mera opinión (doxa) y que, por consiguiente, están lejos de poder proporcionarnos la verdad de las cosas (alétheia).
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7 comentarios:
Lindo artículo!..
Muchas gracias por leerlo!
Un saludo.
Es evidente que la fuente de los fragmentos subsistentes de Meliso , fragmentos conservados todos ellos por Simplicio, es un solo libro.
No cabe duda de que Meliso escribió en seguimiento de Parmé-nides, de quien se dice que fue discípulo (Dióg. L. ix, 24, DK 30 a 1) y a cuyo nombre está asociada su filosofía desde Platón (Teet. 180 d) y Aristóteles (e. g., Fís. 186 a 6, de caelo 298 b 14) en ade¬lante. Mucho nos gustaría saber si su libro fue escrito y circuló antes o después de los de sus contemporáneos presocráticos. Como hemos de ver, hay, tal vez, indicios en 537 de que había leído a Anaxágoras y a Empédocles; se afirma, por otro lado, en un testimonio que Leucipo fue discípulo de Meliso, y la versión general de Aristóteles sobre la motivación del atomismo confirma, ciertamente, la idea de que recibió la influencia de Meliso, en la misma medida al menos que la de Zenón .
Meliso no fue un gran metafísico original como Parménides ni un brillante expositor de paradojas como Zenón. Pero fue creativo en su razonar y su deducción de las propiedades de la realidad es, en general, mucho más clara que la de Parménides. Los atomistas replicaron principalmente a su versión de la doctrina eleática y ba¬jo este aspecto lo presentaron Platón y Aristóteles.
Simplicio la cita para demostrar que Meliso creyó que la realidad era incorpórea; mas es absolutamente claro que esta prueba no formó parte de la deduc¬ción y es lógico interpretar que la cita 534 atribuye solidez a la realidad, cuando afirma que lo que es está lleno y, en consecuencia, no puede admitir el movimiento de nada hacia su interior o dentro de él.
537 Este argumento, pues, es la prueba más poderosa de que sólo existe lo uno; pero también son pruebas las siguientes: si, en efecto, existiera una pluralidad, cada ser plural tendría que ser como es mi descripción de lo uno. Pues si existe la tierra y el agua, el aire y el fuego, el hierro y el oro, si unos seres están vivos y otros muertos, si unas cosas son negras y blancas y existen realmente cuantas cosas afirman los hombres, si todo es así y nosotros vemos y oímos rectamente, es necesario que cada una de estas cosas sea tal cual antes dijimos y que no cambie ni se altere, sino que cada una sea siempre exactamente como es. Ahora bien, afirmamos que vemos, oímos y comprendemos rectamente y, sin embargo, creemos que lo caliente se convierte en frío y lo frío en caliente, lo duro en blando y lo blando en duro, que el ser vivo muere y que nace del que no tiene vida; que todas estas cosas cambian y que lo que fueron y lo que ahora son no se parecen en nada. Creemos que el hierro, que es duro, se desgasta por el contacto de los dedos y que lo mismo acontece con el oro, la piedra y todo lo que nos parece que es duro, y que la tierra y la piedra se forman del agua. Ahora bien, estos hechos no concuerdan entre si, ya que, tras haber dicho que había muchas cosas que eran eternas y que tenían formas y fuerza propias, creemos que experimentan alteración y que cambian de lo que vemos en cada instante. Es evidente, pues, que no vemos rectamente y que no tenemos razón al creer que todas estas cosas son plurales. No cambiarían si fueran reales, sino que cada una serla lo que creemos que es, ya que nada es más fuerte que la verdadera realidad. Pero si resulta que han cambiado, lo que es ha perecido y lo que no es ha llegado al ser. En consecuencia, si hubiera una pluralidad, las cosas deberían ser tales cual es precisamente la naturaleza de lo uno.( Simplicio) .
Por:Alejandro Sebastian Ortegius .
gracias me ayudo mucho en mi clase
Pue a mi no
gracias
Jajsjsjsjsjjs c mamut
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