Todos tenemos una idea de lo que es una ley de la naturaleza. Observando a nuestro alrdedor, vemos una serie de regularidades que se repiten: movimientos planetarios, comportamiento de los átomos y sus consituyentes, e incluso algo más banal como una carretera o un edificio también sigue cierta regularidad en su, por llamarlo así, 'comportamiento'. Por ejemplo, una carretera se llena con el paso del tiempo de baches y grietas producto de ciertas fuerzas que tienen lugar en su superficie; un edificio puede derrumbarse si somos tan tontos de construirlo sin seguir ciertas conocimientos básicos de ingeniería. A partir de estas experiencias en el mundo real, los científicos aplican racionamiento inductivo para afirmar que tales comportamientos y regularidades siguen una ley.
Ya dijimos en otro post que el razonamiento inductivo no es infalible: aunque el Sol salga hoy por el este, cabe la posibilidad (muy muy pequeña, eso sí) de que mañana lo haga por el oeste. Este razonamiento, pues, sólo sirve para facilitar nuestra comprensión general del mundo, para darle un sentido de familiaridad, de regularidad, para hacernos ver que en el Cosmos hay un orden predecible, al menos a gran escala.
Pero, respecto a las leyes naturales, ¿realmente existen o son un "invento" de nuestra mente dirigido a hacernos comprensible el Universo? Supongamos que somos habitantes de la Tierra 5.000 años atrás: miramos al cielo y vemos extrañas figuras formadas por puntos de luz; nuestra mente imagina animales y dioses allá arriba, dotamos a esas figuras y puntos de luz de vida propia. Para nosotros, actualmente, no se trata más que de estrellas unidas de forma completamente arbitraria, y por tanto es un fenómeno de la imaginación, pero no real (no hay unicornios u osas en el cielo, busquemos donde busquemos). Sin embargo, para las gentes de antaño, sí era real, al menos en el sentido de que tenía sentido (redundancia voluntaria) porque significaba algo en sus vidas, daba, en efecto, familiaridad al cielo.
Claro que las leyes naturales son otra cosa. Cuando se obtiene una ley natural, a partir de ella pueden hacerse descubrimientos físicos nuevos, y además la estructura matemática de la propia ley parece sugerir que, en efecto, ésta existe, es real. Algunas de las cualidades de las leyes naturales son curiosamente parecidas a las que se le suponen a Dios (universales, absolutas y eternas). Casi nadie duda de que las leyes naturales existen (de lo contrario, no entenderíamos prácticamente nada del Universo, y nuestro propio cuerpo nos resultaría extraño y desconocido), pero lo que la pregunta hecha un poco más arriba cuestiona sigue estando presente: aunque existan, ¿esas leyes son descripciones últimas de la realidad, o se trata de un modelo matemático que es útil para describir cierto esquema de la misma (pero no es ella en sí)?
Hay quienes consideran las leyes naturales como trascendentales, es decir, como independientes del mundo real, más allá de él, si se quiere. Pero dado que las leyes sólo se manifiestan en el mundo físico, es imposible llegar hasta donde quiera que estén éstas, porque, al menos con el método científico, es imposible ir más allá de la materia y el mundo físico. Vemos cómo las cosas se comportan de acuerdo a unas leyes, pero no vemos las propias leyes. Entonces, si no podremos jamás verlas directamente, ¿porqué dotarlas de una vida desligada del mundo físico?
Hay cosas que tienen una existencia concreta: una piedra, el Sol, las personas, todo existe de una forma 'real', detectable por los sentidos; sin embargo, hay otras cosas que también existen, aunque sea en otros planos, y no tienen conexión alguna con los sentidos: átomos, campos gravitatorios, etc., que aunque revelados por la ciencia, son abstractos, impalpables, semiexistentes, por decirlo de alguna forma. ¿Qué tipo de existencia tienen, pues, las leyes naturales? Aunque concedan que las leyes observadas hoy en día son sólo una aproximación de las leyes verdaderas, las últimas, lo cierto es que la mayoría de científicos opina que las leyes son trascendentales. Tras un tiempo indefinido, llegará el momento en que veremos el rostro de esas leyes últimas, y entonces la física teórica estará completada.
En mi opinión, las leyes no son trascendentales. Creo que los científicos yerran cuando sostienen que el Cosmos sigue un grupo de leyes, situadas "en una realidad aparte del mundo al cual gobiernan" (J. Hartle). Las leyes, pese a existir, están ligadas al tapiz físico, a la sustancia material en que basa lo que vemos a lo largo del Universo. En el pasado ha habido muchos ejemplos de verdades que se consideraban fundamentales y que hoy sabemos no son más que interpretaciones erróneas de la realidad porque nuestra perspectiva era demasiado estrecha o parcial. ¿Quién nos dice que ello no esté sucediendo en la actualidad, respecto a las leyes que hoy sí consideramos fundamentales? Cierto que hay diferencias de grado entre unas y otras, pero el caso es que nuestras leyes (y las teorías que las engloban) siguen estando confinadas a nuestra propia circunstancia cultural, histórica y a los conocimientos científicos.
Es bien cierto, por ejemplo, que una civilización extraterrestre más adelantada que la nuestra podría perfectamente poseer unas leyes naturales completamente distintas, e interpretarlas a su vez dentro de su propio marco histórico-científico-cultural. Siendo esto así, ¿cómo podríamos considerar que nuestras leyes naturales son un reflejo fiel, exacto y concreto de la realidad?
(Nota: muchas de las ideas contenidas en este post están más desarrolladas, y sin duda mucho mejor expresadas, en el libro de Paul Davies "La mente de Dios", obra verdaderamente excepcional y cuya lectura recomiendo a todos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario